La iluminación de los espacios de exposición es un elemento crucial para realzar las obras expuestas y garantizar una experiencia envolvente al visitante. Un diseño de iluminación adecuado no solo debe resaltar los detalles de las obras, sino también proteger los objetos expuestos de los daños causados por una exposición prolongada a la luz.
En este artículo exploraremos los diferentes tipos de sistemas de iluminación, la importancia de elegir la temperatura de color adecuada y la intensidad de luz apropiada para garantizar la correcta visibilidad de los objetos expuestos.
Sistemas de iluminación para espacios de exposición
Focos regulables
Los proyectores son la solución más común y versátil en los museos, especialmente en las galerías de arte. Son útiles para dirigir la luz hacia obras individuales o detalles específicos, sin iluminar uniformemente toda la sala. Gracias a su flexibilidad, permiten ajustar la intensidad y el ángulo del haz de luz, creando efectos de luces y sombras que pueden resaltar texturas, formas y profundidad.
Focos en la pista
Permiten la máxima flexibilidad, ya que los focos pueden desplazarse a lo largo del carril, variando el ángulo y la intensidad de la luz.
Focos empotrables
Integrados directamente en el techo, estos proyectores proporcionan una iluminación discreta y limpia, sin desorden visual. Son ideales para crear una iluminación focalizada en obras de arte sin distraer al visitante.
Lámparas de pie
Las lámparas de pie se utilizan principalmente para crear una iluminación de ambiente o para acentuar zonas concretas. Son menos intrusivas que los focos y a menudo añaden un toque estético a una exposición. Gracias a su capacidad para dirigir la luz hacia arriba y hacia abajo, las lámparas de pie pueden utilizarse para iluminar grandes esculturas o instalaciones sin crear sombras duras.
Son muy útiles en contextos en los que se desea una luz suave y difusa que no perturbe demasiado la percepción de las obras.
Lámparas de pared
Los apliques de pared se utilizan para difundir una luz indirecta que enriquece el ambiente general de la sala sin dirigir haces de luz sobre las obras. Son útiles para zonas de paso o para la iluminación difusa de grandes exposiciones con esculturas o instalaciones.
Lámparas colgantes
Las lámparas colgantes son una opción muy atractiva para iluminar espacios de exposición porque pueden proporcionar tanto luz directa como indirecta, creando atmósferas únicas y acentuando la arquitectura de los espacios.
Colgantes de luz directa
Estas lámparas emiten luz hacia abajo, enfocándola directamente sobre obras de arte o zonas de exposición específicas. Son ideales para iluminar esculturas, estaciones interactivas o puntos de interés especiales.
Sospensioni a luce indiretta
Distribuyen la luz hacia arriba, creando un efecto difuso que ilumina la habitación de forma más uniforme. Este tipo es útil para crear una agradable iluminación de fondo que no interfiera directamente con las obras.
Suspensiones decorativas
Además de su función iluminadora, estas lámparas también pueden servir como elemento decorativo. En algunos espacios expositivos, especialmente en exposiciones de diseño o arte contemporáneo, la propia iluminación puede convertirse en parte integrante de la narrativa de la exposición.
Temperatura de color: la importancia de los Kelvin
Además de la elección del tipo de lámpara, la temperatura del color desempeña un papel esencial en la percepción de las obras.
Luz cálida (2700K – 3000K)
Crea un ambiente íntimo y acogedor, adecuado para obras clásicas o históricas. Sin embargo, puede distorsionar los colores originales de las obras.
Luz neutra (3500K – 4000K)
Ideal para una visión natural del color, esta temperatura de color es perfecta para la mayoría de las exposiciones, equilibrando la luz y el tono de forma realista.
Luz fría (5000K – 6500K)
Esta luz blanca similar a la luz del día es perfecta para resaltar detalles técnicos u obras de arte modernas sin alterar los colores, pero puede resultar demasiado fría para algunas exposiciones históricas o clásicas.
Lumen: la intensidad luminosa adecuada
Una correcta gestión del lumen es esencial para evitar que un exceso de luz deteriore obras de arte delicadas. La sensibilidad a la luz varía mucho en función del material, por lo que es importante adaptar la iluminación a las características de cada obra.
50 – 100 lúmenes/m² para materiales muy sensibles
Las obras sobre papel, las fotografías, los manuscritos antiguos y los tejidos requieren niveles de luz muy bajos, ya que estos materiales son extremadamente sensibles a la luz. La exposición prolongada a altos niveles de luz puede causar decoloración y deterioro irreversibles.
100 – 200 lúmenes/m² para cuadros y obras de arte delicadas
Las pinturas sobre lienzo o tabla, así como otros materiales menos sensibles, pueden tolerar un nivel de luz ligeramente superior. Sin embargo, sigue siendo recomendable mantener una luminosidad moderada para evitar efectos a largo plazo, como el desvanecimiento del color o la descomposición de los pigmentos.
200 – 300 lúmenes/m² para trabajos resistentes
Las esculturas de piedra, metal y materiales robustos como la cerámica y el cristal pueden iluminarse con luz más potente sin riesgo de dañarlas. En estos casos, una luz más potente también puede realzar los detalles estructurales y las texturas.
Más de 300 lúmenes/m² para grandes superficies de exposición o instalaciones modernas
En algunos espacios, como grandes salas o exposiciones con instalaciones contemporáneas, puede ser necesario un mayor nivel de iluminación para que destaque toda la escena. Sin embargo, incluso en este caso es importante considerar si la obra está expuesta a un riesgo de deterioro.
La iluminación de museos y espacios de exposición debe encontrar el equilibrio adecuado entre estética, funcionalidad y conservación. Deben elegirse distintas soluciones de iluminación en función de la especificidad de la exposición para proteger y realzar las obras de arte. Invertir en un sistema de iluminación bien diseñado mejora tanto la conservación de las obras expuestas como la experiencia visual de los visitantes, haciendo que cada exposición sea única.